
Antonio Jesús Jiménez Lara
Mi historia con la Universidad de Málaga es larga, empezando como haréis vosotros y vosotras, como estudiante, lleno de ilusión por poder dedicarme a estudiar a lo que más me interesaba. Me licencié en Biología en 1988 y obtuve mi doctorado aquí mismo en 1993. Tras una estancia postdoctoral en la Universidad de Oviedo, regresé a la UMA en 1995 para incorporarme como Profesor Titular. Desde 2016, soy Catedrático de Universidad. Fue justo al volver, en 1995, cuando decidí enfocar toda mi carrera investigadora a un desafío médico de primer orden: la hidrocefalia. Desde un punto de vista clínico, la hidrocefalia es una enfermedad devastadora. Consiste en una acumulación de líquido cefalorraquídeo que literalmente comprime y daña el cerebro. Afecta a niños, a menudo como consecuencia de hemorragias intracerebrales en bebés prematuros o por causas genéticas. La frustración para los médicos y las familias es inmensa. Imaginad esto: desde mediados del siglo XX, el único tratamiento disponible es una solución puramente mecánica y paliativa. Consiste en implantar una válvula y un catéter para drenar el exceso de líquido hacia otra cavidad del cuerpo. Este sistema no cura la lesión cerebral. Los pacientes, en su mayoría niños, dependen de este dispositivo de por vida, enfrentándose a un ciclo de múltiples operaciones, infecciones y fallos del sistema. El daño neurológico no solo es permanente, sino que a menudo se agrava con el tiempo. Ante este panorama desolador, un tratamiento que solo pone un "parche" no es suficiente. Por eso, en 2016, dimos un giro radical. Como investigador responsable del grupo de investigación "Degeneración y Regeneración del Sistema Nervioso Central” en el IBIMA (Instituto para Investigación Biomédica de Málaga), iniciamos una línea de trabajo que busca cambiar las reglas del juego: la medicina regenerativa con células madre. Nuestra mayor fortaleza es la unión real entre el laboratorio y el hospital. Mi trabajo en el laboratorio de Biología Celular en la UMA se nutre y se orienta gracias a la colaboración directa con los miembros médicos de mi equipo, que trabajan día a día con los pacientes en el Hospital Regional Universitario de Málaga. No buscamos un tratamiento que alivie, buscamos una terapia biológica capaz de reparar y proteger el tejido nervioso dañado. Nuestro propósito final es crear la primera terapia verdaderamente curativa para la hidrocefalia. Una medicina que, en el futuro, pueda ser personalizada para las necesidades de cada paciente, abriendo una nueva era de tratamiento. Es la misión que ha definido mi carrera, y demuestra cómo la ciencia que se gesta en estas aulas de Málaga puede aspirar a crear las soluciones médicas del mañana. Además, me gustaría transmitiros que no solo me interesa la investigación. Adoro igualmente la docencia y creo que me complementa enormemente en la tarea investigadora. Cuando voy al aula, todos los días veo jóvenes con ilusiones y proyectos de futuro, cuya vitalidad me aporta energía para seguir luchando en una tarea tan dura como la investigación. Como he dicho al principio, soy feliz y muy afortunado por haber hecho realidad mi sueño y espero que también lo logréis. Me encantará veros en clases y tenéis todo mi apoyo para conseguirlo.